Querida Alfonsina: ¡allá dirán!

 29 de mayo, 2021



Hoy es aniversario del natalicio de la gran poeta Alfonsina Storni, Suiza de nacimiento. Se quitó la vida en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres, que fue una de las primeras asociaciones feministas argentinas, un martes 25 de octubre de 1938.

Desde temprana edad fue una mujer independiente (ahora le llamarían feminista) que aprendió a valerse por sí misma, pues trabajó en lo que fuese, desde camarera hasta vendedora con tal de ganarse el sustento, hasta que por fin consiguió consolidar su vocación de educadora, actividad a la que, junto con la poesía, dedicó el resto de su vida. En 1912 se había convertido en madre.

Si en la época actual no es fácil conseguir el reconocimiento literario, imaginemos cómo era de difícil hace cien años, cuando Alfonsina comenzó a sobresalir en un mundo dominado por hombres. Y, además, lo hizo con un estilo que se apartó a tiempo de la moda del modernismo para embarcarse, también a tiempo, en el vanguardismo del anti-soneto, o el llamado verso blanco, que decía en prosa lo que muchos esperaban oír en verso.

Su muerte, por más que esté sublimada, en realidad encierra pocos misterios: Alfonsina había sido diagnosticada de cáncer en 1935. Le habían extirpado un seno y, tras un año de recuperación, los dolores volvieron al grado de resultarle insoportables. Su muerte se dice que fue un suicidio. Tal vez.

Alfonsina era amiga íntima de suicidas consumados, como el joven poeta argentino Francisco López Merino, amigo íntimo de Jorge Luis Borges, quien se quitó la vida en 1928 a la temprana edad de 23 años mediante el muy efectivo recurso de meterse un balazo en la cabeza.

Uno más fue su amigo y se dice  que también amante ocasional, el escritor uruguayo Horacio Quiroga, el cual para terminar con su cáncer de próstata, bebió una copa de cianuro, como si fuera un whiskey en las rocas. 

Alfonsina consideraba que el suicidio era una elección concedida por el libre albedrío y así lo había expresado en su poema dedicado a Horacio Quiroga (aquel de los "Cuentos" -de horror- de la editorial Sepan Cuantos del FCE y que todos leíamos en alguna ocasión).

"Morir como tú, Horacio, en tus cabales, 
y así como siempre en tus cuentos, no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria …
Allá dirán.

No se vive en la selva impunemente,
ni cara al Paraná.
Bien por tu mano firme, gran Horacio …
Allá dirán.

No hiere cada hora –queda escrito-,
nos mata la final.”
Unos minutos menos … ¿Quién te acusa?
Allá dirán.

Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías …
Allá dirán.

Sé que la mano obrera te estrecharon,
mas no si Alguno o simplemente Pan,
que no es de fuertes renegar su obra …
(Más que tú mismo es fuerte quien dirá.) "


A ella, Alfonsina, le compusieron una canción, que dibuja de manera muy distinta a la realidad su suicidio, pero que la volvió inmortal. "Alfonsina y el Mar" es una zamba compuesta por el pianista argentino Ariel Ramírez y el letrista Félix Luna. Fue publicada por primera vez en el disco de Mercedes Sosa "Mujeres Argentinas", de 1969.



Este parece ser el último poema que escribió en vida, mientas se encontraba hospedada en un hostal propiedad de su amiga Luisa Orioli de Pizzigarni entre el 18 y el 25 de octubre previa al suicidio. 

"Voy a Dormir"

"Dientes de flores, cofia de rocío
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados".

Y tal vez esta estrofa de la canción de Ramírez y Luna, resume de clara manera lo que fue Alfonsina en vida:

" ...Te vas Alfonsina con tu soledad
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal,
Te requiebra el alma y la está llevando.

Y te vas hacia allá como en sueños
Dormida ..
Alfonsina ...
vestida ...
de mar".

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